sábado, enero 31, 2009

Cuatro letras

El jueves pasado fue un día importante... recibí una muy buena noticia de mis jefes, fui al correo a mandar los papeles que pueden definir mi futuro cercano, y los nervios empezaban a recordarme que se acercaba el viernes, y con él, esa reunión que tanto me inquietaba, pero que a la vez necesitaba para poder seguir avanzando en este mundo...

...pese a todo, lo que más recuerdo del jueves son cuatro letras. Cuatro consonantes.

Juntas no significan nada. Podrían llegar a ser una clave de banco, o de mail, o de quién sabe qué. Pero no. Son cuatro letras de una patente que de vez en cuando se me aparece y me hace temblar.

Cuatro letras que de pronto surgen en mi cabeza y provocan en mi una sensación física parecida a una reacción atómica... De nuevo no miré los números. ¿Para qué?

Pero esta vez tampoco miré al conductor. Sólo vi a un auto girar rápido, acercase con el intermitente prendido hacia la vereda en la que yo caminaba, y cuatro letras, cuatro consonantes que capturaron a mis ojos, y que de alguna forma hicieron el link...

Cuatro letras que resuenan en mí desde el 9 de enero casi a las 9 de la mañana... cuatro letras con las que he inventado nombres, significados, historias y hasta versos (no, versos no). Cuatro letras que quisiera ver todos los días, pero que cuando aparecen me paralizan....

No sé si me alegré, me entristecí, me enojé o me confundí más... lo que sí sé, es que ahora te reconozco y te percibo a través de cuatro letras...

(Publicado originalmente en facebook el 24 de enero. La foto de la patente no corresponde a la real)

sábado, enero 10, 2009

Ayer te vi!

Ayer te vi (como la canción que alguna vez ganó Viña), y un rayo de electricidad me cruzó de pies a cabeza. Tuve dolor de estómago, escalofríos, piel de gallina, y tensión en un solo segundo.

Faltaban como 4 minutos para las 9 de la mañana y yo pedía al taxista que tomé afuera de la clínica que volara con rumbo a mi oficina, porque iba claramente atrasada.

Un semáforo en rojo, en Providencia con Los Leones, me hizo sonreir y sentir temor al mismo tiempo.

Por alguna extraña razón justo me detenía cerca de tu casa. Podía ver el frontis de tu edificio. Por un micro segundo pensé en que podría verte, pero era demasiado improbable. DEMASIADO!

De pronto la luz verde hizo avanzar mi taxi, y la luz roja contraria hizo parar un auto gris de la marca del tuyo en la esquina de Los Leones con Providencia. Hace dias que ya no miraba los autos grises de tu marca, y esta vez lo hice.

Me quedé sin aliento cuando te vi. Llevabas camisa blanca, el pelo húmedo y ordenado y te veías muy bien. Muy bien. El bluetooth esta vez estaba en tu oreja izquierda. Me sorprendo de recordar ese detalle. Quizás sea porque antes siempre lo usabas en la oreja derecha. Pero me parece buenisimo que lo hayas cambiado de lugar! Así si alguna copilota traviesa quiere hablarte al oido mientras manejas no va a tener impedimento!

El tema es que me estremecí, me paralicé, y paré el mundo por un momento para mirarte. Te miré lo más que pude, sin ser capaz siquiera de hacerte algún gesto, alguna señal para que me vieras. ¿Qué habrías pensado? ¿Me habrías saludado?

Fueron 5 segundos, o tal vez 10, ó 20, no lo sé. Sólo sé que te vi, y que flujos de risa, pena, rabia, y sorpresa me atraparon en un segundo con una intensidad que hace semanas no sentía.

Te vi. Te vi. Sé que vives, estás, eres y que aún me estremeces. Ya sé cuáles son las letras de tu patente en las que antes no reparé. ¿Los números? Los números no. Preferí ocupar ese micro segundo en seguir mirándote! A quién le interesan los números! (upst... a ti!)

Lo que más me sorprende es que las posibilidades de verte eran una en un millón, y te vi.

Necesitaba escribirlo por si algún día te interesas en saber que te vi. Que ayer te vi.

FELIZ CUMPLEAÑOS!