domingo, septiembre 10, 2006

Aquel 11/09 de hace 5 años...

Aquel 11 de septiembre, hace cinco años, tomé mi auto (mi adorado dahiatsu giro con cualidades acuáticas) y me dirigí a la pega. No recuerdo detalles del trayecto. Pero sí recuerdo que llegué a mi escritorio (en un moderno edificio de Ciudad Empresarial) y prendí el TV que tenía justo a mi espalda.

Algo extraño pasaba en Nueva York y ya era comentario en el canal chileno que estaba sintonizado. Salía humo de uno de los pisos superiores de una de las Torres Gemelas (aquellas que algún día esperaba visitar...plop!) y los primeros informes daban cuenta de que una avioneta se había estrellado contra la magna edificación.

Fuera lo que fuera era raro pensé, y empecé mi jornada subiendo a las noticias del día de EMOL (donde en ese entonces trabajaba) con una pequeña nota de no más de cuatro párafos informando sobre lo que pasaba en ese minuto.

Mientras actualizaba esa nota (que al final de la tarde era un resumen, -largo, pero resumen- de todo lo que había presenciado) con cada nuevo detalle o teoría acerca de lo que pasaba, y ya con 3 tvs prendidas en distintos canales nacionales e internacionales, empezaron a llegar mis compañeros de trabajo.

Recuerdo a Felipe O. al lado mío mirando la tele. Y aunque mi memoria ya no es tan fiel, me parece haber estado con él cuando vi, "en vivo y en directo" cómo un avión de pasajeros se estrellaba sin más ni más contra la segunda torre.

Lo revivo hoy y siento que el corazón se me estremece, así como con ganas de llorar de angustia y miedo, mucho miedo, justamente lo que los autores de aquella macabra representación querían hacer sentir a todos quienes en el mundo estábamos más o menos conectados a esa hora. Y probablemente ese día también sentí lo mismo, pero era periodista y estaba trabajando... todo era confuso, pero había que informar, así que además de crear un "minuto a minuto" en el que escribí "un avión se estrella contra la otra torre".

Y el día entero fue una suerte de mal sueño. Recuerdo que poco después del incendio en la segunda torre llamé a la casa de mis papás para decirles que vieran la tele. Aunque ahora pensándolo bien, creo que quería aegurarme que estuvieran bien, y lejos, muy lejos de ese dantesco escenario en la zona cero de Nueva York.

No recuerdo mucho qué hice después. Entre las imágenes que conservo vívidas están los momentos en que las torres se derrumbaron, y cómo todos quienes en ese momento trabajábamos en EMOL nos mirábamos como diciéndonos "esto no puede ser cierto". Pero lo notable es que pese a todo ello, estábamos como hormiguitas muy coordinados tratando de informar lo mejor posible sobre ese confuso caos que existía en el mundo. Ha sido uno de los mejores trabajos en equipo que creo haber vivido...

Dentro de todo lo malo hay cosas que recuerdo con risa. Mi amigo Mauro, quien se sentaba justo al lado de mi escritorio, no dejaba de decir "tengo que decirle que le amo" mientras escribía (nunca dijo a quién...). Era gracioso oírlo (sobre todo por el tono melodramático venezolano que le daba), pero en el fondo creo que verbalizaba lo que de alguna u otra forma sentimos todos... unas ganas tremendas de decirles a quienes queríamos nuestros sentimientos, tal como lo intentaron muchos de los pasajeros de los aviones secuestrados o aquellos que estaban en ese momento fatal en las hoy inexistentes torres...

Sé que es muuuuuy cliché, pero no quisiera volver a vivir un día así. Sé que estaba re lejos de todo, y que probablemtente nada me pasaría, pero aún así fui vulnerable y por primera vez en la vida sentí un profundo y real miedo por aquello que de niña entendía como fin del mundo.

Sé que periodísticamente hablando fue todo un desafío. De hecho el sitio se nos cayó de tantas visitas (y fue verdad, aunque muchos dijeran en ese entonces que la página en html de emergencia era una mula para copiarle a CNN), y al final de la noche (después de que habló ese payaso de Bush) me fui a mi casa.
Recuerdo que estaba RAJA, y que tenía un dolor de espalda horrible producto de la tensión del día. Me costó dormir, daba saltos nerviosos. Cuando desperté el 12 deseaba que todo hubiera sido un mal sueño, pero no fue así...

En EMOL hay un especial muy bueno sobre el tema...

martes, septiembre 05, 2006

Cerebros con memoria extraíble...

Dentro de las innumerables ideas que pasan por mi cabeza (que funciona a mil) logré cazar una en los últimos días (al fiiinnnn!!!) : se me ocurrió que necesito un cerebro con memoria extraíble.

La ocurrencia vino del agobio que en las últimas semanas he tenido con algunos temas en mi trabajo. A veces soy tan obsesiva, que no puedo dejar de pensar en ciertas cosas, que de tanto dar vueltas en mi cerebrito me impiden incluso sociabilizar...

Hace más o menos una semana me junté con una amiga y mientras ella me hablaba de la vida, -en lo que sin duda era un momento de distracción-, yo sólo pensaba en que necesitaba un pendrive, un disco extraíble o un añejo disquette para introducirlo en mi cabezota y sacar de ella la preocupación que en ese minuto tenía, para así disfrutar del momento y la conversación, que se diluyó con prontitud cuando mi amiga se dio cuenta que yo estaba "en otra".

Creo que la posibilidad de dividir el cerebro en distintas memorias sería una buena manera de separar los ámbitos de la vida, y tal vez de poder ser un poco más "felices" y menos estresados: cuando me voy de la oficina, me saco la información que almacené sobre la pega y ya! Me dedico a lo que quiera...

¿Muy loco? Puede ser, pero prometo que al menos en dos oportunidades en la última semana hasta me imaginé con un pendrive a la altura de la sien...

Quién sabe si en algunos años más alguien inventa memorias extraíbles para el cerebro... la lata es que habría que probar con humanos, y ahí sí que no estoy muy de acuerdo, aunque cuando vieja en una de esas me dono a la ciencia como conejillo de indias, si para entonces la tecnología lo hace posible.

Parece que estoy muy estresada...