lunes, mayo 28, 2007

Locura anunciada...

No digan que no se los advertí. Con este post, no van a hacer más que comprobar que no mentía cuando les decía que estoy crazy. Y tal vez como una forma de terapia, decidí escribir parte de mi locura y compartir lo que me pasa.

Creo que no es misterio que en el último tiempo he andado algo desanimada, negativa, y hasta enojona. Pero la sensación que subyace es la tristeza. Y parte de esa tristeza (el ínfimo trozo que he logrado identificar) se debe a una razón clara: se acaban las temporadas de mis series favoritas, y en algunos casos se acaba la serie forever. SNIF!

¿Qué voy a hacer ahora las noches de miércoles y jueves? La primera semana de junio va a ser FATAL. En primer lugar, las GILMORE se van para siempre Y aunque ya vi el final en youtube (no me aguanté cuando lo supe) oficialmente para mi vida se va a acabar en dos jueves más. ¿Qué será de esa parte de mi mundo que adora Stars Holow, Yale, los vestidos de Lorelai y Rory, y a los guapos Logan y Christopher? No sé. Pero no va a ser fácil, sobre todo cuando no fue exactamente el final que esperaba. Es más, será casi tan heavy como cuando terminó Friends para siempre... MAL!

Y a la falta de las conversaciones a mil por hora de las Gilmore Girls, se sumará la ausencia de la tensión de la mejor sala de emergencias de todas: ER. ¿Qué se hace sin ver por varios meses las nuevas historias del guapo doctor Luka Kovac, de Abby y todos los demás? MAL otra vez. Sobre todo por Luka (¿habrá más como él en Croacia?...me tienta muuucho ir a averiguarlo!!!)

Pero no es todo. LOST. Lost me tiene mal. Y estoy viendo cómo juntar paciencia para esperar la próxima temporada. Igual tengo la suerte de que en AXN todavía van como el capítulo 15, así que por mientras me repetiré el plato un rato y podré seguir viendo a James y Jack (porque... ejem!, ya vi los dos capítulos finales, sólo dos días después de que los dieran en USA...SON HEAVY, y tenemos LOST para rato!)

¿Qué más? MEN IN TREES (foto justo abajo). Esta serie la agarré por casualidad una noche de miércoles que llegué tarde a casa, y me atrapó. Es que los encantos del enigmático Jack son irresistibles, tanto como las historias de la protagonsta, Merryn, en ese pequeño pueblo llamado Elmo. Pero hay más temporadas, así que la situación no es taaaan terrible.

Por mientras, busco distracciones. Ya he encontrado una buena en Grey's Anatomy, aunque todavía no me enamoro del todo del protagonista, pero es una posibilidad.

El tema central de toda esta locura, es que de alguna manera ¿VIVO? a través de estas historias ajenas metidas en la caja cuadrada. Cuando Lorelai o Rory sufrían, yo lo hacía un poco con ellas, y lo mismo cuando estaban contentas. Cuando Merryn cachó que Jack no la elegía, era como si eso me estuviera pasando a mí. Cuando Kovac y Abby se casaron, yo estaba demasiado feliz.

¿Loca? MUCHO. Pero sobre todo un poco vacía. En este minuto me viene a la cabeza la frase GET A LIFE! (dicha por la Tere A.) Pero parece que de verdad me he convertido sólo en una máquina robótica que sólo sirve para trabajar, y no para tener una vida propia. Porque por ahora, sólo vivo a través de las series... Pero no todo está perdido, porque al menos me doy cuenta que la estoy peinando en mala...

sábado, mayo 26, 2007

Como un iceberg...

...y no como Lois Lane (he mirado, y no he visto a ningún Clark Kent cerca).

Hoy escuché esta canción atentamente, y de alguna forma me sentí identificada...
Over the sea and far away
She's waiting like an iceberg
Waiting to change
But she's cold inside
She wants to be like the water...

Ese tema de KT Tunstall (una de mis cantantes favoritas) además de "i don't know what to do with myself" (White Stripes) no dejan de sonar y sonar en mi interior toooodo el tiempo.

¿Es el apogeo de una locura anunciada?, o es que se vienen los 30 y los cables se empiezan a distorsionar con el cambio de folio?

jueves, mayo 24, 2007

¿Sindrome Lois Lane?

Hasta hace un par de días no había oido hablar del tema, ni menos lo había relacionado conmigo.

Pero un buen amigo preocupado por mi constante falta de ánimo del último tiempo me dijo que cuando escuchó hablar sobre el síndrome Lois Lane, inmediatamente se acordó de mí.

Con cara de sorpresa y curiosidad, le pregunté cuál sería la coincidencia. Y sin chistar me dijo "es que tú esperas que llegue un SUPERMAN a tu vida, y no ves a todos los Clark Kent que pasan por tu lado".

Me quedé plop, y después me dio risa. Pero no he podido dejar de pensar en eso, aunque no creo que sea mi caso. Definitivamente no es la causa de mi falta de ánimo.

viernes, mayo 11, 2007

HGW XX/7

El título de este post no es una clave secreta ni tampoco un garabato encubierto.

Es el "nickname" o la "chapa", como diríamos en Chile, que utilizaba en la Alemania Oriental un espía de la policía secreta Stasi. Es el protagonista de la película "La vida de los otros", que pronto llegará a nuestras pantallas, y que definitivamente merece ser vista.

A través de este post, quiero dar gracias a mis queridos amigos M.M. y Berni , quienes insistentemente me alentaron a ver el film. De hecho lo tengo en mi poder desde hace al menos tres meses, pero recién esta semana me di el espacio para verlo. Y la conclusión es tajante: simplemente NOTABLE.

No voy a contar de qué se trata, porque no quiero quitarles el placer de verla y degustar su trama.

Sólo quiero incitar, especialmente a aquellos que son amantes del cine, a que cuando la empiecen a dar vayan a verla. No se arrepentirán, se los prometo!

sábado, mayo 05, 2007

No siempre los días son como queremos…

… lamentablemente es así. Aún me queda un poco de rabia guardado porque ayer fue uno de esos días en que las cosas no salieron como quería, sino como NO quería.

La historia es la siguiente: desde hace semanas había planeado ir al lanzamiento en Chile del libro “La medición del mundo”, del joven escritor alemán Daniel Kehlmann. Según tenía agendado, dicho evento, iba a efectuarse el jueves 3 de mayo a las 19:30 y en él estaría el renombrado autor.

Así que ese jueves, me propuse escribir lo más rápido posible mis notas para rajar con rumbo al Café Literario de Providencia, sede de la actividad. Incluso pasé a buscar mi auto a mediodía para llegar más rápido después de la pega. Pero en mitad de la tarde, se me ocurrió la GRAN idea de llamar al citado recinto para preguntar si tenían estacionamiento. De paso e inocentemente, pregunté si estaba confirmada la presentación.

Y ahí se produjo el problema. La amable señorita (o señora) que me respondió el teléfono, me dijo sin titubear:”Noooo, eso es mañana (viernes) a las 19:00 horas”. “¿Está segura?”, repliqué. “Sí”, me dijo. Así que ante el cambio de planes, bajé el ritmo de mi trabajo, y me fui a casa después de las 20:00, como ya es rutina.

Preparada para el evento nuevamente, ayer viernes escribí lo más rápido que pude mis notas, para no llegar tan atrasada. Incluso pedí un radiotaxi para llegar más luego. A las19:45 entré rauda al café preguntando en qué salón era el famoso cuento. Y honestamente, no reprimí la expresión de rabia-odio-frustración de mi cara cuando el tipo que estaba en la puerta me dice: “pero si eso fue ayeeeer”.

SNIF, SNIF, SNIF. Simplemente no lo podía creer. Y era tanta mi rabia que decidí caminar la veintena de cuadras que me separaban de mi casa. Pero llegué y la rabia aún seguía, así que invité a mi hermano menor al cine, a ver Spiderman 3. A regañadientes aceptó, y fuimos.

Nos sentamos, a elección mía, en una fila evidentemente poco concurrida, para evitar que mí alrededor se ubicara algún energúmeno de esos que no pueden parar de mover sus manos y mandíbulas con un balde de cabritas (pop corn pa’ los gringos) enfrente.

Todo iba bien salvo por el frío. Después de varias sinopsis (que me agradan mucho) empezó la nueva aventura del arácnido (y perno) superhéroe. Y habían pasado como 5 minutos cuando una linterna de acomodador se posó justo en mi fila. MAL. MAL. MAL. Era un papá con tres pendex, y cada uno llevaba en sus manos un balde de cabritas. NOOOOOOOOOOOOO!!!! Además de los pisotones que me dieron al pasar en la oscuridad (tres en total), el cabro chico que estaba al lado mío no paró de hacer ruido durante casi todo el film.

Después de un rato me autoconvencí —pese a las risas de burla de mi hermano— que tenía que practicar más que nunca la tolerancia, y decidí no cambiarme de puesto para no parecer una vieja mañosa, lo que claramente NO SOY.

Finalmente pude terminar de ver la película, --bien entretenida por lo demás--, olvidándome de que al lado tenía un energúmeno del popcorn. Pero al final de la jornada, cuando volví a mi home, la sensación seguía siendo: hoy no fue mi día!